miércoles, 19 de agosto de 2015

LA ALEGRÍA DE NUESTRA PARROQUIA

Es para nosotros una alegría ver como dos jóvenes que les hemos visto crecer en nuestras comunidades, mañana serán consagrados diáconos de la Iglesia en nuestra Catedral de Ndali. El próximo año, si Dios quiere, serán ordenados presbíteros en nuestra parroquia de Bembéréké.
En nuestra Diócesis de Ndali hay sólo dos sacerdotes locales, el resto son cuatro sacerdotes de otras diócesis del Sur donde hay más abundancia de sacerdotes y religiosos y misioneros de otros países. Es por eso que el ver que poco a poco hay vocaciones en el norte de Benín donde nos encontramos y que se incrementaran los sacerdotes que comparten la misma cultura y lengua de las gentes de aquí, es una alegría para toda la Diócesis.
Ver como dejan todo por seguir a Cristo y como lo hacen con una gran alegría, es una ocasión para dar gracias a Dios que seduce con su amor capaz de liberar de todo lo que nos ata y nos impide vivir solo de su amor por nosotros y por todo su pueblo.
Estos dos mismos seminaristas estuvieron el año pasado dando su testimonio a un grupo de jóvenes de la parroquia. Nos contaron como al principio se sentían atraídos por cosas verdaderamente superficiales de la vida de los sacerdotes y sólo poco a poco fueron descubriendo que había algo más importante y mejor, la misma persona de Cristo que era realmente el que les llamaba y el verdadero tesoro que atrae y por el que merece la pena dejarlo todo.
El camino no termina el día de la ordenación sino que continúa hasta el último día de su vida. Sólo la colaboración con la gracia hará posible que esa entrega con Cristo en favor de su pueblo se haga efectiva y real. Hay algunos sacerdotes también entre los africanos que lo dejan y no logran continuar, pero la mayoría a pesar de sus momentos difíciles vuelven a levantarse como Pedro y logran recomenzar fiándose ya no en sus fuerzas sino en la fuerza y la gracia del amor de Cristo. Los sacerdotes como el Papa Francisco necesitamos la oración de nuestras comunidades para ser sostenidos en nuestra fe y en nuestra caridad pastoral, para ser fieles hasta el final.
Aquí donde el sacerdote es muy bien valorado todavía, como en otros tiempos en nuestro país, hay que tener cuidado para no contentarse con la abundancia de vocaciones sino intentar un buen discernimiento para cuidar la calidad de las motivaciones que les llevan al seminario. La cultura hace que desde la misma familia, el hermano mayor tiene el derecho de ser servido por los hermanos pequeños. Incluso en nuestra residencia de estudiantes, los más mayores consideran a los más pequeños como sus servidores para todo lo que necesitan. Y aunque se intenta que haya una relación de fraternidad entre iguales y un servicio reciproco, no siempre es fácil. Por eso también entre los sacerdotes se da la tentación de tomar la ordenación como un ascenso a un puesto de poder, como si ser sacerdote pudiera llevar a un posición elevada sobre los otros y un poco aparte del pueblo sencillo, como si debieran ser servidos en vez de servir.
Parece que Vianney y Charles los dos que serán ordenados diáconos mañana, no han dejado de ser uno más del pueblo del que salieron y al que van a servir y que verdaderamente se sienten llamados a ser sencillos y cercanos a la gente. Oramos por que sigan el camino que Jesús nos propone como Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, sólo unidos a El lograran participar de su corazón entrañable y lleno de misericordia. Sin El nada podemos hacer.

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