domingo, 31 de agosto de 2014


ROSTRO AFRICANO DE CRISTO

Hace unos días que Luis Angel, un sacerdote de Logroño, nos ha traído unas imágenes de la Virgen con rostro africano que habían sido encargadas por nuestra Delegación de Misiones de Asturias. La mayoría de las imágenes que se ven por las iglesias son europeas, imágenes de Nuestra Señora de Lourdes, de Fátima y otras por el estilo. Es bueno que se comiencen a ver rostros africanos que nos hagan sentir que Cristo no es un extranjero a la cultura africana, sino que con su encarnación se ha metido al interior de todos los hombres y de todos los pueblos. La cultura africana con sus danzas, sus instrumentos, sus cantos y sus proverbios, puede enriquecer mucho la liturgia y así permitir que se sienta como Cristo no vino a abolir las culturas, sino a purificarlas y a llevarlas a plenitud.

Para ser cristiano no hay que hacerse europeo, la Iglesia es universal y se hace cercana y local en cada pueblo. Nadie como María siendo tan universal se hace en cada advocación tan local y tan de cada pueblo.

En todo caso es verdad que la encarnación de Jesús, va más allá de la liturgia y se manifiesta en todas las dimensiones de nuestra existencia humana. Es el compartir de Jesús todo lo ordinario de nuestra vida en Nazaret y todos nuestros sufrimientos con su Pasión que nos abre a ese misterio de un Dios que se ha sometido a todo lo nuestro para liberarnos desde dentro. Es un misterio que nos sobrepasa pero que nos invita a descubrir esa presencia de Dios en todo lo humano asumido por él y dándole una posibilidad de vivirlo de una manera nueva.

Yo estos días estoy releyendo el comentario que hace Adolfo Chercoles a las Bienaventuranzas y es desde ahí donde veo la hondura del camino abierto por Jesús y por el Espíritu Santo. Cada una de ellas toca una de nuestras fibras más hondas para liberarnos y desde nuestra realidad abrir un camino que nos libere y haga posible la fraternidad. La búsqueda de seguridad en el dinero, nuestro recurso a la violencia, nuestro miedo al sufrimiento, nuestros deseos, nuestra supuesta ayuda a los otros, etc. Este trabajo es más hondo que hacer sólo una imagen, es dejarnos nosotros mismos hacernos de nuevo a su imagen.

 

jueves, 21 de agosto de 2014


LA PIEDAD POPULAR

Es una realidad universal que los pobres encuentran sus maneras de expresar su fe con devociones que a veces a “los más estudiados” nos cuesta comprender y acompañar. Pero es también verdad que Jesús agradece al Padre que se manifiesta a los sencillos y se oculta a los que se creen sabios.

Cuando llegué por primera vez a Benín y en concreto a esta parroquia de Bembereke me encontré con la realidad de dos peregrinaciones marianas que movilizaban a muchísima gente. Una de ellas una peregrinación diocesana que se hace por el mes de marzo en el Santuario mariano que está en nuestra parroquia y otra a nivel nacional durante este mes de agosto. De todos los puntos del país se desplazan miles de peregrinos muchas veces hacinados en camiones y en condiciones que hacen realmente de la peregrinación un verdadero tiempo de sacrificio.

Viniendo de nuestra Europa tan secularizada y de una cultura más racional nos cuesta y a mí me costaba entender que provecho espiritual se le podía sacar a todo ese movimiento humano por otra parte costoso en una situación de pobreza como la de estos países. Pero una catequesis que se fue haciendo por los pueblos en los que se pedía que cada uno contase cómo llego a ser cristiano, una gran mayoría decían que todo había comenzado cuando algún cristiano le invitó a ir a una de estas peregrinaciones y vio el amor y la alegría que reinaba entre todos. A partir de ese momento yo comencé a cambiar la manera de ver estas manifestaciones de la piedad popular.

Ahora es el Papa Francisco el que en su exhortación de “La alegría de la fe” nos llama a aproximarnos a esta realidad con la mirada del Buen Pastor que no busca juzgar sino amar. La piedad popular traduce una sed de Dios que solo los sencillos y los pobres pueden conocer. Y en todo esto la devoción mariana abre una manera de vivir el Evangelio de una manera expresiva y hasta corporal, donde el verse juntos y poder cantar y danzar alabando al Señor abre el corazón de los pobres al Espíritu de Dios. Quizá somos nosotros los pastores los que tendremos que volver a hacernos más sencillos para poder compartir la fe de los más pobres.

sábado, 9 de agosto de 2014


NO TENGAIS MIEDO

La noticia del Ebola y el miedo que provoca corren más rápido que la enfermedad. En España con la llegada del misionero enfermo parece que ha cundido también el temor y los familiares nos preguntan preocupados. De momento, por lo que sabemos, a Benín no ha llegado. Aunque a veces las autoridades esconden la realidad en los primeros momentos para evitar que pueda dañar la economía.

El miedo se propaga también rápidamente entre la gente de aquí que escuchan las noticias a la radio que es el medio más popular. Hoy por la mañana fui al Hospital a ver a un enfermo y me encontré con un gran cartel informando del Ebola y dando consejos de higiene para evitar un posible contagio. Pero realmente las fotografías de enfermos parecían escogidas para meter miedo más que para prevenir.

De todas formas aquí hay más preocupación por la falta de lluvia que por el Ebola. De todas maneras en el mundo que vivimos sólo basta poner la televisión y escuchar lo que está pasando en Irak y en otros conflictos para poder quedar realmente horrorizado. Y a cada uno no le faltan los problemas en su familia y en su entorno más cercano, con tantas crisis que nos atenazan.

Las palabras que en este domingo Jesús dirige a sus discípulos que navegaban en medio de una tormenta, las escuchamos como providencialmente dirigidas hoy a nosotros: “No tengáis miedo, soy Yo, tened confianza”.

Un cierto miedo es una reacción necesaria de la naturaleza para estar alerta ante un peligro. Pero más allá de eso si nos dejamos coger por el miedo, este se convierte en una verdadera enfermedad que nos bloquea. Todos tenemos miedos, pero no podemos permitir que nos detengan ir adelante y que nos impidan afrontar los problemas con serenidad y con confianza.

Para nosotros como cristianos esa confianza viene de saber que el Señor está con nosotros y que nada nos podrá separar de su amor, de su providencia amorosa que nos conduce hasta llegar a la otra orilla de la travesía de nuestra vida.

 

sábado, 2 de agosto de 2014


DEJARSE CONDUCIR

La vida aquí es impredecible, nada está asegurado. Compartir la vida de los pobres es asumir sus condiciones de vida, donde todo puede pasar. Los medios son muy precarios y nada está asegurado. Y uno tiene que aprender a vivir así y a buscar otra manera de vivir que no depende tanto de nuestras seguridades materiales. Es entrar en esa dinámica de búsqueda del Reino y su justicia que demanda hacerse como niños que pueden caminar sin miedos y con confianza porque se saben amados por un Padre que cuida de ellos.

Cuando alguien me preguntaba en España por el futuro de nuestra misión, yo me quedaba sin palabras para responder. Aquí se vive al día, y si apenas se puede sobrevivir cada día ¿cómo hablar del futuro según la mentalidad materialista de una sociedad que se lo niega a los más pobres? Pero sí que se puede elegir un camino como el de Jesús que abre un futuro diferente para la humanidad. Es dejarse conducir por el Espíritu que siempre nos abre perspectivas nuevas en ese camino hacia una humanidad “más humana”, “más llena de Dios”. Nos debemos resistir a ser guiados por los hombres grises de las finanzas y por los políticos que sólo buscan su propio interés desoyendo a la sociedad civil, o los que aprovechando el malestar nos prometen un paraíso populista e irreal. En este camino nuevo se demanda la aportación y el trabajo de todos y de cada uno, nadie queda excluido.

Todo lo material que aquí se construye dura poco. Pero lo que se construye al interior de las personas y los lazos que van creando redes de solidaridad que buscan otras maneras de vivir, eso permanece. Jesús nos dice que no trabajemos sólo por el alimento perecedero sino por el que permanece para siempre.

Ayer, 1 de Agosto, se celebraba el Día de la Independencia de Benín, y la organización eclesial de Justicia y Paz de Benín, que se llama “El Canto del Pájaro” señalaba que el camino hacia un futuro nuevo pasaba por superar el pesimismo y confiar los unos en los otros, en nuestra capacidad de unirnos para trabajar por un bien común a todos. Hay que estar atentos a lo que el Espíritu está diciendo a la Iglesia y a toda la humanidad, la llamada a salir de esos caminos mercantiles que prometen un futuro individualista y que a su vez se lo están quitando a las grandes mayorías más débiles de la humanidad.