domingo, 27 de julio de 2014


AYUDA A LA MISION

La Delegación de Asturias se las ve y se las desea para poder sostener económicamente nuestra Misión en Benín. Si por un lado la Iglesia de Ndali, que es la Diócesis donde trabajamos, tiene cada vez más una decidida voluntad de hacerse cargo de sus gastos para no ser tan dependiente del exterior, por otro lado la creciente pobreza del país hace cada vez más difícil el poder pagar ni siquiera una pequeña parte del gasoil que se gasta para visitar las comunidades.

El Padre Angel de Mensajeros de la Paz visitó nuestra Misión y a su paso por Cabranes (Asturias) agradeció el dinero ofrecido para el proyecto del agua que con un pozo culminó con los servicios y duchas que se ven ya acabados en la foto.

Hace poco la Delegación de Misiones de Asturias nos ayudó a adquirir un terreno para que Gamia pueda construir una casa para los sacerdotes y en el futuro un nuevo templo. De esta manera sería constituida como una nueva parroquia, la Parroquia de San Francisco de Asís.

La Misión de Benín siempre está haciendo mil proyectos en favor de las comunidades y de las personas, para que la Evangelización vaya acompañada de hechos de solidaridad y de desarrollo integral. Los proyectos son muy diversos: pozos, ayuda sanitaria, residencias de estudiantes, promoción de la mujer, derechos humanos y trabajo por la paz y  la justicia. Sin olvidar todos los cursos de formación que se organizan en nuestra misión: para los catecúmenos, los catequistas, las familias, los jóvenes, los responsables de las comunidades y Caritas. Cada año hemos de construir un nuevo templo para las nuevas comunidades. Este verano Cabranes de nuevo ha dado ya unos 2.000 euros para ello. El coste total de un pequeño templo es de unos 6.000 euros contando con la colaboración de la comunidad local.

Por eso todas las iniciativas que emprendáis a nivel personal o en grupo son buenas para hacer posible que esta misión siga adelante. Las ayudas personales y de parroquias son todas bienvenidas. Para ello os ponemos el número de cuenta de la Delegación de Misiones Asturias (ES 26 20480000233400108480) y cuando ingreséis el dinero debéis poner como concepto: “Misión de Benín”. Es una manera de compartir lo que tenemos con los más pobres,  y de hacernos cargo de una misión que es de todos y en concreto de toda la Iglesia de Asturias.


sábado, 19 de julio de 2014


BIENVENIDA LA LLUVIA

Antes de llegar de vuelta a Benín, me llamarón contándome la preocupación por que la lluvia que este año había comenzado muy pronto, en el mes de Mayo, ahora llevaba casi tres semanas sin apenas llover.

Yo comencé a pensar en lo que eso podría suponer aquí, una verdadera hambruna, porque de ello depende el alimento para todo el año, si eso falla ya no hay nada. Y recordaba lo que dice Jesús a sus discípulos: “dadles vosotros de comer”. ¿Y cómo?, no es sólo cuestión de dinero sino de ver formas de compartir, no sé, habría que buscar entre todos y quizá de nuevo viéramos el milagro de la solidaridad.

Pero gracias a Dios la lluvia ha vuelto y aún se puede sembrar de nuevo. De nuevo hay esperanza y la gente vuelve a los campos a trabajar duro. También los estudiantes que están de vacaciones vuelven a coger la azada y a sacar callos en las manos solo acostumbradas ahora al bolígrafo. Los cinco seminaristas de la parroquia, también son enviados cada uno a una comunidad diferente y son acogidos para compartir la vida, el trabajo y la fe durante cerca de un mes. Al comienzo les resulta un poco duro, pero al final hacen amistad y les permite conocer bien a las gentes a las que luego son llamados a servir como sacerdotes.

 
Yo hoy he quedado solo, ya que Alejandro el compañero, también sacerdote de Asturias, se ha ido de vacaciones. Y en este tiempo el trabajo disminuye a causa de las lluvias, algunos de los caminos se convierten en intransitables en este tiempo. De todas formas hay trabajo de sobra al quedar uno sólo, ya que hay que visitar el doble de comunidades aunque muchas queden anuladas por la lluvia. Cuando te llaman para decirte que no vayas que ha llovido demasiado y que no se puede pasar, al final te encuentras que otra gente viene a la misión a verte y a penas tienes mucho tiempo. Aquí no se pierde el tiempo y cuando queda, lo aprovecho para orar y para darle al aprendizaje de la lengua baribá que es la mejor manera de prepararse para el nuevo curso que comienza a finales de septiembre.

jueves, 10 de julio de 2014


¿A QUÉ SOMOS ENVIADOS?

¿A qué somos enviados los sacerdotes diocesanos a la misión? En nuestra ordenación se nos confía una misión que partiendo de una Iglesia local se abre en su catolicidad a la universalidad de todos los pueblos, de los más pobres y de los que aún no conocen a Cristo. Yo me siento enviado por mi Iglesia de Asturias, en su día desde Boal y en esta segunda etapa desde Cabranes. No es mi misión particular, es la de Jesús y la de toda la Iglesia. Enviado a África, a los más pobres.

El Espíritu del Señor está sobre mí para anunciar la Buena Noticia a los pobres, la llegada de un tiempo de gracia, de perdón, de liberación, de curación, de reconciliación, de comunión, de apertura a la plenitud humana en la persona de Jesús.

Cómo cristiano, no tengo mayor riqueza que ofrecer que a Jesucristo, su persona, su palabra y la acción de su gracia. Y lo he de ofrecer como sacerdote diocesano y misionero, en comunión fraterna, en el seno de una Iglesia donde hay otros ministerios, carismas y dones. Los apóstoles primeros no quieren descuidar lo que es su aporte más específico que es la oración, la palabra y por ello han de despertar y armonizar en la comunidad el servicio a la caridad. Hoy los religiosos en misión son signo de la caridad de Cristo en su trabajo en la educación, en la sanidad y en el servicio a los más pobres y marginados. Los laicos están llamados a vivir la caridad de Cristo en el seno de la familia y de la sociedad, en su compromiso social y político por la justicia y la paz, el diálogo que promueve la convivencia entre diferentes religiones y pueblos en un mundo global.

Los más pobres como dice el Papa Francisco no pueden ser descuidados en su acompañamiento espiritual. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa y privilegiada. Esta es nuestra misión como sacerdotes, no dejar de ofrecerles la amistad de Jesucristo, el mensaje de su Evangelio, la gracia de los sacramentos, la proposición de un camino de crecimiento y de maduración en la fe. Cuando los pobres acogen con fe el Evangelio encuentran en Jesús una fuerza que les hace conscientes de su dignidad, que los levanta y los hace capaces de unirse y de convertirse en protagonistas de su propio desarrollo humano. Las comunidades cristianas donde Cristo es anunciado con alegría en toda su verdad y en la que los pobres ocupan el primer puesto se convierten ellas mismas en misioneras. Su amor fraterno y solidaridad contagia la alegría del Evangelio entre los hermanos y llega a todos los que aún no conocen a Cristo. Esta es la alegría del misionero, sentir el amor y la compasión de Cristo por los más despreciados, ver como Dios ha escogido a los más pobres para dar a conocer a todos los hombres su Evangelio.

 

martes, 8 de julio de 2014


ENAMORARSE DE NUEVO

 
Esta semana la Iglesia está escuchando al profeta Oseas. Creo que su mensaje es actual para la Iglesia y para cada uno de nosotros. Nos prostituimos cuando nos dejamos seducir por un mundo que idolatra el dinero, el poder y el placer. La idolatría es poner esas cosas que tienen su puesto al servicio del hombre en el lugar de Dios y como consecuencia quedamos esclavizados y sometidos. El dinero necesario para vivir debe estar sometido por nosotros al servicio de la justicia, de los más pobres y del bien común. El poder necesario para organizar nuestras actividades debe ser ejercido como servicio que valora el aporte de todos y que permite que en armonía todo se conjunte para avanzar en el camino que desarrolla a todo el hombre y a todos los hombres. El placer, la felicidad, es un regalo de Dios que debe ser acogido al mismo tiempo que el sufrimiento y la cruz que vienen de quienes quieren entregarse plenamente a amar. El Espíritu Santo está moviendo a la Iglesia y por tanto a cada uno de los que la formamos a salir de esas idolatrías para ser seducida de nuevo por la alegría de poder vivir con toda libertad y entusiasmo el amor y la compasión de Cristo por todos los que están cansados y agobiados como ovejas sin pastor.

Para ello, para salir a la misión a transmitir la alegría de la fe, necesitamos ser enamorados siempre de nuevo por el amor de Cristo que nos habla desde su corazón a nuestro corazón y al corazón de los pobres a los que nos envía. Nos habla en la soledad y en la misión para que como María recojamos lo que Hoy está diciendo a su Iglesia.

Que el Señor nos envíe el Espíritu Santo y permita que sus obreros no seamos ciegos, mudos, paralíticos. Que en su nombre y por el poder de su amor y su verdad nos dejemos liberar y curar para ser instrumentos de su ternura, de su acción que anuncia la Buena Noticia del Reino y que cura el corazón del hombre y sanea nuestras relaciones en el seno de nuestras familias, de nuestras comunidades, de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad. Yo así lo he pedido en este mes en España, a los pies de María, en el santuario de Covadonga. Que en su Iglesia y con el Papa Francisco de la roca de nuestro corazón brote el agua viva del Espíritu Santo en un Nuevo Pentecostés. Que del costado de Cristo surja la gracia que nos purifique, nos una y nos haga fecundos para que el nombre de Dios Padre sea santificado, para que todos puedan escuchar la alegría de la fe en el Evangelio de Jesús.