miércoles, 21 de mayo de 2014


LOS PODERES QUE PROTEGEN

 

Las personas viven con mucho miedo a mil poderes físicos y visibles, pero también espirituales y ocultos que pueden traer el mal, la enfermedad, la muerte. Y buscan protegerse de mil maneras siguiendo la sabiduría que viene de los antepasados y también del conocimiento de la naturaleza. Es una manera de hacerse fuerte para que nadie pueda hacerles mal.

Ante los bandidos que a veces cortan las carreteras para hacerse con los bienes y el dinero de los que pasan, han surgido grupos paramilitares que vigilan en determinados puntos para hacer frente a este problema y perseguir a los que cometen estos actos de violencia contra la gente. Ellos afirman estar protegidos por talismanes que les hacen invulnerables ante el ataque de los enemigos. Hacen demostraciones en las que se disparan los unos a los otros sin que nadie se vea ni siquiera herido. Así lo cuenta la gente aquí y así lo cuento.

Es frecuente ver a los niños pequeños con talismanes colgados del cuello como si fueran medallas para que en su crecimiento se vean libres de enfermedades extrañas de los malos espíritus. Los grupos de renovación carismática y algunos sacerdotes invitan a los fieles a que traigan a la iglesia todas estas cosas y que renuncien a toda protección espiritual fuera de la fe en Jesucristo único Salvador. Yo prefiero simplemente invitar a los padres a colgar una cruz en vez de un talismán, pero dejándoles que sean ellos los que según su fe descubran cuando deben dar ese paso con libertad y convicción propia. La confianza en Jesucristo les va liberando poco a poco de muchos temores y dependencias.

El otro día un joven que va a ser bautizado próximamente se me acercó para preguntarme. El quiere poner toda su confianza sólo en Jesucristo pero ahora que con las lluvias comienzan los duros trabajos en el campo se le presenta un dilema. Sus padres preparan con raíces un producto para tener fuerza y poder llevar adelante el trabajo sin cansarse demasiado. El no sabía si aceptarlo o rechazarlo. Yo le pregunte qué hacían con las raíces y él me explico que las hervían en agua y que luego bebían esa agua. Yo le dije que eso no me parecía magia, ni creencia en ningún poder espiritual, que era simplemente una infusión natural, como una medicina, que daba energía al cuerpo. No todo lo que viene de la tradición y de la naturaleza, es malo. Hay una sabiduría popular que los mayores transmiten a los más jóvenes que es una fuente de recursos naturales para diversas enfermedades y que nada tiene que ver con la magia sino más bien con la medicina natural. Hoy que la pobreza no les permite muchas veces ir al hospital y comprar medicinas, la gente recurre a la medicina natural. La cuestión es verificar su eficacia y saber cuando no queda otro remedio que acudir al hospital si no se quiere poner en peligro la vida de las personas.

La luz de la fe debe diferenciar entre la magia y la medicina, no todo se puede aceptar, pero no todo se puede rechazar en bloque.

 

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