miércoles, 14 de mayo de 2014


AYUDA A LA EVANGELIZACIÓN

 

Cuando llega el momento de pedir ayuda al exterior parece que nos entra un cierto complejo si la pedimos para la evangelización. Parece que la gente lo único que quiere es cosas concretas de desarrollo, un pozo, una escuela, un centro de salud, etc.

Se comprende que las organizaciones que no pertenecen a la Iglesia se sientan reacias a cooperar con algo que ellas no comprenden su utilidad para el verdadero desarrollo de la gente.

Cuando los misioneros vamos a España, la gente nos pregunta ¿qué hacéis aparte de decir misa y de rezar? ¿Hacéis algo para que la gente tenga que comer, donde curarse, donde aprender?

La evangelización con el anuncio de la Buena Nueva despierta la fe en Jesucristo y un amor fraterno que promueve un verdadero desarrollo humano en todas sus dimensiones.

¿Por qué debemos acomplejarnos para pedir una ayuda a la evangelización cuando nos dirigimos a los cristianos de nuestras comunidades de España?

De Cabranes (Asturias) hemos recibido para la Misión que la Iglesia de Asturias tiene en Bembereke (Benín) una buena ayuda para un proyecto de agua que comienza con un pozo ya realizado y con unos servicios y duchas que están ahora en proceso de construcción.

Este año se nos pedía presentar otro proyecto y hemos decidido pedir para la construcción de una Iglesia para una comunidad reciente que ha crecido y que sólo tiene una pequeña construcción en barro a punto de caer. De las 37 que atendemos, al menos 6 están en la lista de espera de hacer una Iglesia nueva. La comunidad se compromete siempre a hacer los ladrillos y a dar albergue y comida a los albañiles a la vez que les ayudan en su trabajo de construcción. Se pide ayuda exterior para los materiales y para pagar a los albañiles.

Ayudar a la asociación de la gente, a la evangelización, a la formación, son cosas que no se ven directamente como proyectos de desarrollo, pero son la base para que todo lo demás puede funcionar.

 
Para un creyente no hay mayor aportación que el anuncio de Jesucristo, en El encontramos nuestra liberación, nuestra capacidad de amarnos y de unirnos, nuestra lucidez y fuerza para trabajar por los derechos humanos y por todo lo que favorece la vida, la justicia y la paz. No debemos acomplejarnos para pedir ayuda para la evangelización y para construir una Iglesia, es una buena causa.

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